Esta vez quiero hablar del monotema que se ha apoderado de Madrid esta pasada semana: las Jornadas Mundiales de la Juventud Católica, y en general la iglesia del Papa de Roma.
Mi problema es que no consigo encontrar a casi nadie que hable de este asunto de forma que me resulte convincente. Las intervenciones que veo se pueden agrupar en dos tipos: por un lado, los que expresan visceralidades abiertas y emocionales, exhabruptos sin argumentos; y por otro, los que aparentemente exponen argumentos, pero con carencias lógicas tan graves que demuestran que en realidad no son razonamientos, sino racionalizaciones a posteriori de sus propias posturas viscerales, a menudo incluso subconscientes. Lo cual es peor aún. Y lo más divertido es que esto lo encuentro en todo tipo de gentes, tanto los que están a favor, como en contra, como intentando mantener equidistancias varias.
No creo que sea culpa de la gente, yo creo que los humanos somos en general bastante estúpidos, pero no somos tontos del todo, así que debe ser que el tema es especialmente difícil si casi nadie lo puede abordar como es debido. Y yo, con toda la arrogancia que queráis, voy a intentar dar otro enfoque distinto.
Para mí, la dificultad de hablar de la iglesia católica (en realidad pasa con las religiones en general), es que es algo que abarca muchos ámbitos muy distintos, y es imposible llegar a ninguna conclusión si se la intenta tratar como un único bloque. Si se está a favor, se acaba aceptando de forma inevitable un montón de cosas inaceptables; y si se está en contra, se rechazan igualmente otro montón de cosas que realmente sí valen la pena. Por eso todos los debates al respecto acaban en callejones sin salida, y tienden a derivar en enfrentamientos de tribu: los míos contra los de enfrente. Enfrentamientos que hoy día son completamente inútiles, por más que sigan siendo un derroche de energías muy frecuente.
Así que la única forma coherente de abordar el problema es trocearlo, y analizar racionalmente cada parte por separado.
Vayamos a ello. Voy a exponer una posible subdivisión, sin ánimo de ser exhaustivo, a ver cómo resulta.
a) Financiación y otras zarandajas.
Veo por ahí mucha gente despotricando contra la financiación del evento por parte del Estado. Otros dicen que los asistentes se gastarán su buen dinerito (que aunque vengan de barato, son muchos), y ésto compensará los gastos al estado gracias a los impuestos recaudados. También se protesta contra el propio hecho de financiar acontecimientos privados con dinero público. Otros argumentan que también se patrocinan eventos privados como la Copa América, las Expos Universales y otros movidotes, y no se protesta tanto. Otros responden que en realidad también protestan por esas cosas...
Del mismo modo asisto a batallas dialécticas por las posturas acerca de la sexualidad, el aborto, la eutanasia, etc. Sobre la coherencia moral de los "cristofreaks", que si son beatos o chavales revoltosos, que si ligan o no. Que si sus canciones y fiestas son entrañables u horteras...
No me convencen. Me parecen debates sesgados, la impresión que me causan es que los que hablan no usan el mismo rasero para medir esto que otros acontecimientos diferentes. En el fondo, es lo que decía arriba. La mayor parte de la gente tiene ya una posición predeterminada al respecto, a favor o en contra, y luego escoge los argumentos que refuerzan su postura.
En realidad, esto de ahora no es más que un episodio de la cuestión general de la iglesia católica en España. Así que voy a pasar a discurrir sobre temas más de base.
b) La cuestión de la Verdad.
Este supongo que es el tema troncal, aunque dista mucho de ser el único, ni siquiera el más importante a efectos prácticos, en muchos casos, como veré luego. Según la iglesia católica, existe una Verdad absoluta y objetiva, más allá de la que alcanzan nuestros sentidos y el método científico, a la que se llega mediante la Revelación directa, y que además es accesible sólo a través de la mediación determinadas personas, intermediarios oficiales entre el mundo trascendente y el material. Los que aceptan esta Verdad son inmunes a los razonamientos lógicos, puesto que su voz interior es más fuerte que la voz de la razón, con lo que pueden aceptar perfectamente conclusiones totalmente contrarias a la lógica y a la observación empírica sin inmutarse. Si la razón o los ojos contradicen la fe, la razón estará mal o los ojos estarán ciegos.
Yo ya he explicado aquí mi postura al respecto. Resumiendo: creo que la fe es no es una intervención divina, sino una función de nuestro cerebro. En concreto, un fenómeno perteneciente a la función emocional de nuestra mente, la cual es independiente del razonamiento lógico, que pertenece al neocórtex. Así que la fe no es un acceso directo a una verdad externa, sino un mecanismo interno, que tiene la cualidad de ser heurístico: es decir, intenta encontrar respuestas aunque no tenga datos suficientes y haya que hacerlo de forma aproximada. Y lo más importante: el valor de las respuestas no está en su verdad, sino en su utilidad, es decir que sirven para calmar las inquietudes humanas y ayudarnos a decidir cómo actuar. Por eso es tan difícil "convencer" a un creyente: porque si acepta que su fe no es verdadera, pierde su refugio emocional. Para un ser humano es mucho más fácil abrazar una idea falsa que enfrentarse al frío de la angustia vital.
En otras palabras:
- La fe NO es una productora válida de Verdad.
- La fe es una productora MUY BUENA de Consuelo y Guía.
- Es necesario luchar contra la presentación de la fe como Verdad.
- Luchar contra ello a base de argumentos razonables es como peinar el agua con un rastrillo: no tiene ningún efecto, son cosas que involucran a partes del cerebro que tienen muy poca conexión entre sí.
- Luchar contra ello a base de insultar y despreciar a los creyentes es como intentar que alguien te quiera a base de pegarle: produce el efecto contrario.
- La única forma eficaz, y el gran reto, es proporcionar una vía de Consuelo y Guía diferente, que no sea incompatible con la razón, y que comprenda las necesidades emocionales, aceptando el caracter heurístico de la fe / intuición.
c) La cuestión del Poder.
Seguimos. La cuestión anterior es compartida con todo tipo de fes, pero ésta es más específica de las religiones organizadas, como la católica. Tiene que ver con los intermediarios que decía antes. El tema es que esa posición de intermediario proporciona poder: el de decirles a los demás lo que tienen que creer y hacer. Lo cual es muy goloso.
Tanto que la iglesia católica lleva muchos siglos agarrada a ese poder. Este es para mí el mayor problema. Durante muchos siglos la iglesia, con el Papa al frente, ha tenido el monopolio de establecer cual era la verdad última y de dictar las normas que todo el mundo debe seguir. Todo ello basado en la fuente de Verdad que comentaba más arriba. Pero claro, si pensamos que esa fuente no es verdadera, entonces tenemos que no son más que personas con sus verdades privadas; verdades que además se han dedicado a imponer a los demás, tanto si las sienten como si no. Esto es lo peor de todo. Además, no lo argumentaré ahora pero opino que muchas de esas "verdades" impuestas no han sido fruto tanto de revelaciones personales auténticas como de intereses muy mundanos, destinados a mantener la cohesión social, la estabilidad del sistema y los privilegios de los poderosos.
Por ejemplo, yo creo que hay muchas formas de vivir la sexualidad humana. Pero el modelo católico de matrimonio, con celibato previo y fidelidad obligatoria, ayuda mucho a saber con más seguridad quién es el padre de los hijos, lo cual "casualmente" conviene mucho a la nobleza a la hora de saber quién heredará los bienes y privilegios. Aquí se explica con bastante detalle (ver el capítulo sobre la religión).
Yo sostengo que para la cúpula católica, el mayor problema que existe hoy día es el estado laico. Desde que llegaron al poder gracias a Constantino hace casi dos mil años, siempre han sido los guardianes de la única verdad oficial y absoluta, fuente última de toda legitimación. Pero el estado laico coloca a la iglesia en la posición de ser, por primera vez, un simple grupo más entre varios modos distintos de ver la vida. Esto supone un cambio trascendental en la esencia del punto b), y además supone un peligro muy real de acabar facilitando la desaparición de todo su tinglado. La iglesia, como todo organismo, pone su propia supervivencia y la integridad de su esencia por encima de todo lo demás, y eso, si se ve de este modo, explica muchas cosas. Por ejemplo, por qué el Vaticano hoy día da tanta importancia a temas como el aborto, el matrimonio homosexual o la investigación en células madre, muy por encima del hambre, la muerte de niños ya nacidos en el tercer mundo, las guerras, la desigualdad...
Si os fijáis, estos temas defendidos tan a saco por el Papa y los obispos, tienen una cosa en común: todos ellos involucran cuestiones que no se pueden resolver fácilmente mediante la ciencia y la razón. Por ejemplo:
- Un feto de dos semanas, ¿es un ser humano con los mismos derechos que un bebé nacido?
- La homosexualidad ¿es un trastorno o una variación normal de la personalidad?
- El matrimonio ¿sólo tiene sentido entre hombre y mujer?
En cambio, la religión ofrece respuestas enérgicas y contundentes, que no se pueden refutar ni demostrar, sólo "sentir" internamente. De ahí su lucha: si consiguen que los estados legislen en función de estas respuestas, estarán volviendo a recuperar el poder de decidir el comportamiento y la verdad de toda la sociedad en función de sus respuestas privadas. Por eso demuestran tanta energía en estas batallas, mucha más que en, por ejemplo, algo tan sencillo como pedir a los gobiernos que cumplan sus compromisos ante los Objetivos del Milenio de la ONU de reducir a la mitad el hambre en el mundo en 15 años.
Pero claro, esto no se puede decir abiertamente. En su lugar, la cúpula eclesiástica, que domina los medios de manipulación tan bien o mejor que los grandes capitalistas, se dedica a dar mensajes confusos y mezclar todo, como cuando dice "derecho a la vida", pero no se refiere a cualquier vida, sino sólo a la que le interesa; las "jornadas de la juventud" (sin agregar "cristiana"), o en esta última idea genial, donde mezcla temas bastante coherentes con lo que comentaba más arriba. Al enrevesar todo tanto, impide el debate sano y lleva a callejones sin salida lógicos, lo cual conduce a derivar los enfrentamientos al terreno emocional, donde claramente domina.
Llegado a este punto, puedo abordar de nuevo la cuestión del laicismo con más datos. Resulta que yo, en principio, no soy partidario del estado laico. Lo que me gustaría sería directamente disolver la institución católica y abolir el dogma, por todo lo dicho en b) y c). Pero no considero esta propuesta realizable hoy día, porque no responde a qué hacer con todo lo demás que es también el cristianismo. Si se formula así tal cual, se enfrenta a lo que decía en a) sobre el refugio emocional y al rechazo de muchísima gente.
Por eso, creo que lo mejor que se puede hacer por ahora es el estado laico: ya que hay mucha gente que apoya la religión y mucha otra que está en contra, el sistema debe ser neutral. Permitir que cada cual viva su creencia o no, con los suyos, sin forzar ningún sistema ni reprimirlo. Y ser especialmente cuidadoso con actos como el JMJ, más que con acontecimientos más neutros como Expos o eventos deportivos. Esto en sí ya es un ataque a la esencia de la estructura católica, como ya he dicho, de lo cual hay que ser conscientes para luchar por ello con fuerza. Pero creo que la sociedad ya está madura para ganar esta batalla.
Así establecemos un marco en el que poder desarrollar la vía alternativa, que pueda ir convenciendo a cada vez más personas de que no es necesario someterse al dogma para desarrollar su espiritualidad. Continúo.
d) La cuestión del Espíritu.
En los tres últimos temas del esquema que enlacé antes expongo mi teoría sobre qué es la espiritualidad, para qué sirve y qué hacer con ella. Recomiendo leer estos tres al menos antes de seguir. Pero por si acaso, resumo.
Sostengo que los humanos somos capaces de sentir la experiencia trascendente, como si entráramos en contacto con una realidad diferente a la que experimentamos por los sentidos o la actividad intelectual. Se puede llegar a ella a través de la oración, la meditación y los rituales, pero también de la contemplación de un bello paisaje o la escucha de una fuga de Bach. Incluso mediante drogas o la estimulación por electrodos de determinadas partes del cerebro. Aquí hay una exposición curiosa al respecto (aunque este autor llega a la conclusión opuesta a la mía, jeje).
Pero en todo caso, lo interesante es que esa experiencia es real, independientemente de que ese "lugar" al que viajamos o esas "entidades" que contactamos existan o no fuera de nuestro cerebro. De hecho, yo creo que lo más probable es que sea nuestro cerebro el que las produce, pero eso no quita que ese mecanismo nos pueda producir respuestas útiles a nuestras inquietudes vitales.
He aquí la interpretación correcta de aquel tema de que ciencia y religión se ocupan de ámbitos distintos. La ciencia busca hechos que son verdad exteriormente a nosotros. Y la religión busca respuestas que son útiles para nuestra felicidad interna.
Y aquí está donde se equivoca todo el mundo :P. La comunidad científica ortodoxa desprecia las emociones subjetivas, con lo que se queda corta en dar solución a muchas inquietudes vitales. La religión organizada pretende invadir el terreno de la verdad externa y se equivoca, o miente, que es peor. Y la "nueva era" afronta bien la cuestión c) del poder, pero se lía con el b) de la verdad externa, y desprecia la razón intelectual, con lo que se acaba convirtiendo en un batiburrillo caótico y pasto de manipuladores. Por eso por ejemplo la Comisión de Espiritualidad del 15m despierta tanto rechazo, a pesar de que pudiera haber sido algo mucho más ilusionante.
En cambio, imaginaos un sistema que buscara respuestas vitalmente útiles y además externamente correctas. No conozco ninguna corriente importante con este enfoque, pero me gustaría. Un enfoque anclado en el método científico y con un saludable pensamiento crítico, pero que abrace al mismo tiempo nuestro poder interior, emocional e intuitivo, sabiendo que no es una conexión con entidades misteriosas, sino ni más ni menos que otra de nuestras capacidades mentales, que puede equivocarse pero también ser muy inspiradora.
Pero un momento, antes de seguir adelante todavía me queda otra cuestión.
f) La cuestión de la Tradición.
El caso es que hay muchas personas que no sienten esa conexión trascendente y mística que he mencionado, pero aún así se sienten muy religiosas. Y es que la religión tiene todavía otro ámbito en el que es poderosa: la tradición.
Una de las necesidades básicas humanas es la de sentirse parte de algo. Pertenecer a una comunidad con sus costumbres, sus lenguajes, sus ideas comunes, sus rituales.
Y no se puede negar que nuestra cultura occidental ha estado fuertemente imbricada con la religión durante toda su historia, con la cristiana y con las que hubo antes. Con lo cual nuestra tradición tiene montones de elementos religiosos. Pero si somos capaces de separar este hecho de las cuestiones de la Verdad y el Poder, y observarlo por sí mismo, es más fácil encontrar su auténtico valor.
En los pueblos sacan a su San Roque a dar un paseo todos los años. Pero quizá hace dos mil años no era al santo a quien sacaban, sino al dios Lugh. Y a lo mejor resulta que esos personajes ni siquiera existen, son sólo un invento nuestro. Pero, ¿realmente importa tanto eso? El caso es que quienes siguen a la procesión se sienten conectados a quienes lo han hecho antes durante siglos; que los ritos están cargados de contenidos simbólicos que transmiten y perpetúan una cultura; que los participantes interpretan roles que dan sentido a su posición social. Etcétera. Todo esto tiene sentido propio, aparte de la conexión con los dogmas y la jerarquía obispal. También son Iglesia todas estas personas. Y ésto es lo que sienten todos esos agnósticos o católicos "no practicantes", que no creen mucho en todo eso de los curas pero van a la misa del Gallo o se casan por la iglesia.
g) Y, ¿qué hacemos con todas esas cuestiones, pues?
En la sociedad que a mí me gustaría, se podrían promover todas estas cosas sin necesidad de recurrir al dogma. Como digo al final de aquí, este tipo de religiosidad no necesitaría pegarse con la ciencia, pues no se metería en su terreno. En su lugar, estaría mucho más cerca del arte. No un arte puramente estético, sino uno práctico, inspirador: ese es el sentido auténtico de los mitos. ¿Qué más da si la historia relatada ocurrió realmente? Lo que importa es si de ahí se puede sacar alguna verdad aplicable a nuestra vida, que nos sugiera modos de ser mejores.
Al liberarnos del dogma, la cosa queda abierta a la selección estética, de gustos personales. Por poner un caso, yo en la última Semana Santa estuve viendo unas procesiones y me emocioné, pero sé que para mucha gente son un peñazo. También me gustan los mantras hindúes, pero odio hasta la histeria las canciones de parroquia, con su guitarra. Y disfruto brindando hacia el Oeste, a la Númenor que fue. No pasa nada por que aparezca la diversidad, no hay relativismo. La cuestión de las normas compartidas se resuelve por otro lado, mediante el debate abierto, la puesta en práctica de los modelos inspirados y el consenso social.
De este modo, la iglesia se equivoca al decir que el matrimonio *debe* de ser de tal manera porque lo ha dicho Dios. En cambio, hace bien en proponer un modelo de familia que cuenta con el respaldo de una larga tradición, de incontables experiencias humanas e incluso de "sentido común" (como diría Chesterton). Incluso está bien que opine, si lo cree así, que ese modelo es el que mejor favorece la convivencia y la cría de los hijos. Ahora bien, eso hay que demostrarlo. Si al ponerlo en práctica, se comprueba que produce también infelicidad, habrá que reajustarlo. Y si, por otro lado, se encuentran otros modelos que también producen familias felices, habrá que ampliar las miras, como por ejemplo la propuesta de Osho basada en comunas, en El Libro del Hombre.
¿Os imagináis una sociedad con rituales renovados? Yo aún no tengo una idea clara de cómo sería esto. Quizá podríamos hacer ceremonias, ritos y oraciones, pero presentados como creaciones humanas, no revelaciones divinas. El mito sería una metáfora, la oración un poema emocionante, el ritual una tradición anclada en las raíces de nuestro pueblo y los Maestros antiguos, humanos que dijeron cosas muy sabias, que valían en su tiempo y quizá en buena parte en tiempos posteriores, aunque no obligatoriamente eternas o infalibles. No necesariamente seguiríamos todos los mismos caminos, habría gente más tradicional y gente que inventara historias nuevas. Si alguien se quisiera casar con ceremonia, pueda elegir una basada en el rito tradicional cristiano-pasteloso, o en ritos paganos antiguos, u orientales, o uno inventado, basado en una ópera rock, ¿yo qué se? Con estilo más frívolo o más serio, según las inclinaciones de cada cual. Éste es más o menos el estilo "nueva era", la diferencia es que en este planteamiento que digo, al contrario que en la nueva era, se tienen muy claras las cuestiones de la verdad y el poder.
En fin. Con esto llegamos al final de este largo tocho, encadenando de nuevo con el principio. ¿Qué opino de JMJ?
Debería estar claro ya: estoy en contra de esas jornadas, tal como están establecidas. Pero no las prohibiría. Permitiría que se hicieran, sin ningún apoyo por parte del estado pero tampoco obstáculos (ni siquiera aunque luego se recaudara lo invertido). Y montaría otras jornadas paralelas. Libres. Donde pudiera acudir gente de todos los tipos y adscripciones, para sentirse partícipes de un proyecto ilusionante. Con unos valores compartidos y renovados, basados en la tolerancia, los derechos humanos, la democracia inclusiva y horizontal y la colaboración. Con jornadas de trabajo creativo y constructivo, y también momentos de unión llenos de música, ceremonias auténticas y creaciones artístico/místicas, activas, inspiradoras.
O sea, el 15-m.
Pero con una Comisión de Espiritualidad bien hecha.
:D
6 Comentarios
Grief Beyond Belief -- How Atheists Are Dealing With Death
Se podría traducir como más o menos "El duelo más allá de la fe -- cómo tratan los ateos con la muerte".
Va de un grupo que se dedica a dar apoyo y consuelo a las personas que acaban de perder algún ser querido, pero desde una perspectiva atea.
Lo que viene a decir es que para un ateo, cuando en esos momentos viene alguien y le intenta consolar diciendo cosas como que su ser querido está ahora en un lugar mejor, o que todo forma parte del plan divino, no sólo no ayuda sino que le puede hacer sentir mucho peor. O bien tiene que fingir que acepta cosas que en su fuero interno cree que no son verdad, lo que le hace sentir falso, o se tiene que poner a pelearse dialécticamente con la otra persona en momentos en los que lo que más necesita es apoyo y cercanía.
Así que en este grupo los ateos, o los creyentes que están dudando de su fe, se pueden encontrar que hay formas de consolarse y apoyarse mutuamente sin necesidad de apelar a una vida futura detrás de la muerte.
Extraordinario. Me gusta ese blog, lo voy a seguir.
Ese hombre me ha hecho más digno y más feliz.
Trekkie Religion and Secular Judaism: What If Religion Really Were Just a Metaphor?
Algo así como "Religión Trekkie y Judaismo Secular. ¿Qué pasaría si la religión fuera simplemente una metáfora?"
Este artículo habla justo de lo mismo que comento yo aquí (la única diferencia es que "los míos" son los Tolkiendili en vez de los Trekkies, jejeje).
Definitivamente, tengo que seguir este blog. Recomiendo a cualquiera que le haya interesado mi artículo leer este otro.
Gracias, Carlos, por el enlace.
^^
I think the secular movement, on the whole, tends to underestimate how much religion is tied into people’s identities. To us, it seems easy to carve all that crap out of your life and move one. But to someone for whom religion has been at the core of their life experience, it isn’t so easy. Cut out religion, and you leave behind a void.
A lot of folks on the “softer” side of the atheist movement are doing really good work in this regard. The Humanist Chaplaincy at Harvard is a great example – they have meditation, Sunday discussions, service trips, etc. They are essentially emulating the good things about a religious community without including any of the bullshit. To the ex-religious, this is a tempting offer: you can still get that feeling of community, of being part of something bigger, of doing good. It makes swapping over simple; you have to check God at the door, but you can take with you everything else that religion brought to your life.