Voy a copiar aquí este comentario que puse en el blog de Eleder. Me gusta como quedó, a mí me parece casi definitivo, y a los otros comentaristas también se lo pareció. Ayer, sin embargo, estuve chateando con una mujer encantadora, que parece que no estaba tan de acuerdo, incluso se mostró interesada por el jainismo, una filosofía en la que no creo. Es muy bonito, para un universo diferente, ideal. Pero el nuestro yo pienso que no funciona así. En fin, más tema para seguir charlando horas y horas.
Aquí va el comentario:
Recuerdo un debate en un foro pacifista, en el que fui masacrado dialécticamente por proponer la siguiente idea: que la más atinada evaluación de la cuestión de la violencia es la famosa frase de Salvor Hardin (personaje de la serie de novelas Fundación, de Isaac Asimov):
- "La violencia es el último recurso del incompetente"
Las críticas se basaban en que, así enunciada, se considera la violencia un recurso, aunque sea último, dando pie a la existencia posible de una violencia justa, cosa que los pacifistas extremos no podían aceptar. No estoy en absoluto de acuerdo con ellos, y me ratifico. El argumento "ninguna violencia es aceptable", como todas las proposiciones "para todo x P(x)" se invalida presentando un único contraejemplo. Y en cualquier universo distinto del ideal platónico es fácil encontrar algún caso en el que la violencia sea la única respuesta aceptable (tipo "psicópata intenta violar y matar a tu hija, en medio del desierto, y no tienes fuerza o habilidad suficiente para reducirlo sin matarlo con tu pistola"). Este argumento, pues, es el que permite a los defensores de la violencia, una vez neutralizado, sentirse libres para justificar cualquier agresión que les parezca.
El otro argumento, en cambio, funciona de la siguiente manera:
- La violencia, es efectivamente, un recurso susceptible de ser empleado para un fin (asumimos que justo)
- Cualquier otro recurso disponible que consiga ese mismo fin es éticamente preferible
- Luego la violencia es éticamente aceptable sólo si no existe otra vía
- El llegar a esa situación siempre se debe considerar un fracaso de nuestras capacidades. Jamás se debe vivir como un triunfo o celebrarse. Los responsables de haber llegado a esa situación deben asumir, no su "pecado", ya que han realizado la única acción justa posible, pero sí su incompetencia.
Este argumento es, en mi opinión, mucho más eficaz para oponerse a la violencia. Pongamos un ejemplo: la Guerra del Golfo, que el gobierno de los U$A pretendía justa.
1) El fin declarado oficialmente (suprimir a un dictador) era en principio justo (si no fuera por la hipocresía de apoyar al mismo tiempo a otros dictadores); pero el fin real (poder y petróleo) no lo era.
2) Existían muchas maneras alternativas de conseguir ese mismo fin sin invadir el país.
3) Incluso de no haberlas habido, no habría ningún motivo para celebrar la "victoria" o dar mensajes triunfalistas. Todos los que deberían haber sido capaces de buscar otros caminos deberían dimitir inmediatamente por inútiles.
Resumiendo: mi postura ante el tema del post es que acepto la posibilidad de la cruz y la espada, con todas esas consideraciones que he dicho, y en calidad de ser seres humanos imperfectos en un mundo imperfecto (pero maravilloso).
12 Comentarios
Tienes razón, conviene indicar quién es Salvor Hardin, ya está corregido.
Si te apetece comentar algo más sobre este artículo o cualquiera de los otros, eres bienvenido o bienvenida.
Me alegro de que compartas mi visión, creo que sigue siendo una reflexión plenamente útil. ¿Me podrías contar esos versos de Palahniuk que dices? He leído algunas cosas de ese autor y me resulta un tipo muy interesante.
La verdad es que después de todo este tiempo, no hago más que reafirmarme en lo dicho, sigo creyendo que la cuestión de la violencia se debe medir con este criterio, y no sólo la violencia física o directa, también ámbitos similares, como la desobediencia civil.
Ya me dirás si lees algún otro de mis textos, un saludo.
De todos modos, donde más se suele usar la frase es en contextos en el que un incapaz, un tonto, un estúpido, recurre a un insulto (la violencia verbal también es violencia) para zanjar una discusión, porque no tiene la capacidad para continuarla mediante argumentos, y es en ese contexto en el que ambas frases:
- "La violencia es el último recurso del incompetente" y
- "Siempre hay caminos mejores, aunque a veces no sean tan directos."
cobran más sentido: muchas veces la violencia es la salida fácil, directa. No la mejor, no la que obtiene mejores resultados, pero sí la que requiere menos competencia y menos esfuerzo.
Y eso remite, por ejemplo, a la ley de Brandolini, también conocida como el principio de asimetría de la estupidez: «La cantidad de energía necesaria para refutar tonterías es un orden de magnitud mayor que la necesaria para producirlas».
Es decir, muchas veces la violencia es la "solución" que requiere menos energía, hacerlo bien requiere mucha más y bastante más tiempo.