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A vueltas con la igualdad

De entre las típicas objeciones que se ponen a veces en contra de la igualdad social, hay una que tiene cierto sentido. No por justificar la opresión, sino por señalar una pega que tienen muchas de las políticas que intentan evitarla.De hecho, creo que ésta puede ser una de las razones más importantes del fracaso de la "izquierda" en crear alternativas atractivas.

En la cultura occidental, hay un meme muy básico según el cual la diferencia tiende a generar un conflicto, y éste sólo se resuelve cuando una de las partes vence, anulando a la otra. Es una idea tan esencial que la solemos dar por supuesta en casi cualquier caso, sin cuestionarnos su sentido. Casi toda nuestra mitología está compuesta de historias basadas en este principio. Y esto tiene una influencia importante en la lucha contra la opresión.

Cuando observamos un grupo social que oprime a otro (por ejemplo, empresarios explotando trabajadores, o mujeres discriminadas respecto de los hombres), y nos hierve la sangre por la injusticia, normalmente lo primero que nos viene a la cabeza es la "revolución", un cambio de tornas en el que el grupo afectado pasa a estar por encima y domina al otro. Lo cual hace, evidentemente, ponerse a la defensiva a las personas del grupo previamente dominante. La gente medianamente razonable en seguida se da cuenta de que esto sigue siendo una injusticia al revés. Pero entonces, la única opción que se nos ocurre es la "igualdad". El problema es que, dentro del meme comentado antes, esto significa que, dado que es la diferencia la que genera el conflicto y éste la injusticia, la solución es eliminar la diferencia. Pero claro, la uniformidad de todo el mundo idéntico no es algo deseable. Lo cual nos lleva a un absurdo sin solución.


Aquí es cuando la gente intenta resolverlo hablando de "igualdad de derechos", "equidad", "dignidad"... El problema es que estos conceptos no existen en nuestro imaginario colectivo, más que como palabras abstractas. No hay marcos conceptuales buenos que los recojan, no hay historias que muestren cómo es un mundo con gentes diversas conviviendo de forma justa. Ni siquiera tenemos una palabra que denote este concepto con precisión. Por lo que los mensajes de emancipación, o bien son pasto de trolls, que los neutralizan fácilmente, o se quedan en ejercicios intelectuales complejos que no llegan a las tripas.

En la cultura oriental, en cambio, sí que existe esta idea. La podemos ver en el concepto del Yin y el Yang del Tao, o en el mito de la danza de Shiva y Shakti del Tantra. En ellos, la diferencia es esencial, es sinónimo de la creación y la vida, y contrario de la uniformidad que es la muerte. Pero los elementos diferentes no se dominan unos a otros. Se entrelazan y giran entre sí, en una danza en la que es la diferencia la que crea la realidad, lo mismo que no se puede pintar un dibujo con tinta blanca sobre papel blanco, es necesario que haya al menos dos colores.


Yo me pregunto si no podríamos imaginar más historias basadas en estas imágenes y aplicadas a nuestras luchas sociales: los diferentes roles en una red económica, cada uno aportando su parte sin que nadie valga más que otros. Las personas integradas en la naturaleza. Hombres y mujeres disfrutando de la polaridad sexual (y siendo "mujeres" u "hombres" por sentirse como tal y no por tener "cuerpo de"), todas estas clases complementandose entre sí.

Poetas y demás artistas, os invoco. Hacéis mucha falta.

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