Aunque el Capitalismo en sí se inventó en el siglo XIX, la situación actual proviene directamente de mediados del siglo XX. En esta época hubo efectivamente una buena catástrofe: la II Guerra Mundial. Cuando terminó, la reconstrucción de los países que habían quedado arrasados generó mucha Producción y la Economía creció rápidamente, sobre todo la de Estados Unidos (la de la U.R.S.S. también, pero ésa usaba otro sistema y es otra historia). Una vez reconstruidos, el dinero ganado se invirtió en tecnología, que permitió aumentar exponencialmente la producción de bienes, que seguían dando cada vez más dinero al venderlos. Con lo cual, los años 50, 60 y principio de los 70 fueron la época dorada del Capitalismo: se cumplían los Mandamientos, se respetaban los Dogmas con fidelidad e iba todo muy bien.
Pero llegó un momento en que apareció un problema: para ganar dinero con un producto hay que venderlo. Y ocurre que si las personas ya tienen sus necesidades cubiertas, resulta que tienen pocas ganas de seguir comprando cosas. Así que ocurre el llamado "descenso de la demanda". Y si la demanda baja, la Producción también baja.
Además se pudo ver el efecto que tiene la división en tres clases que comentaba al principio de la serie. Los ricos invierten su dinero y son cada vez más ricos. La clase media se mantiene mientras siga trabajando y los pobres no tienen más remedio que morirse. Si la Producción baja, los ricos siguen teniendo su dinero y sus bienes, pero algunos obreros ven que al no haber trabajo para ellos, acaban teniendo que pasar al bando de los excluidos. Aparece el paro.
El por qué ocurre así daría para otro artículo. El caso es que tenemos a una parte de la población saturada de bienes materiales y con pocas ganas de comprar más, y al resto (cada vez más) excluído del ciclo de produccion y consumo, sin posibilidad de comprar nada (ni tampoco de sobrevivir dignamente, pero eso no le importa al Sistema). Con lo cual, la Producción se estancó. Es decir, la clase media seguía comprando, pero ya siempre igual, sin comprar cada mes más que el anterior. Esto se conoce como estanflación. Y por tanto, el Beneficio de los capitalistas dejó también de aumentar. En los 70 ocurrió también la primera crisis del petróleo, que no hizo sino empeorar el problema.
Según la doctrina ortodoxa, esto es no sólo imposible, sino horrendo y herético, puesto que en dicha teoría no existe el concepto de que la gente tenga "suficientes" bienes, todo el mundo debe necesitar siempre más de lo que tiene. Con lo cual no se puede ni imaginar permitirlo. Había que hacer algo.
Para evitarlo se inventó el Consumismo. Es decir: en vez de producir para satisfacer nuestras necesidades, hay que tener necesidades para poder producir. Los políticos y multimillonarios americanos y europeos contrataron a algunos de los psicólogos e investigadores que surgieron a partir de Freud (que tenían ideas que también fueron usadas en la Alemania Nazi por Goebbels y sus equipos de propaganda), para que inventaran el marketing moderno, y se dedicaran a convencer a la gente de clase media y alta de que consumir es su deber sagrado (para más información, ver este otro artículo también fascinante: El siglo del Yo).
Podrían haber planteado extender la economía a más personas, es decir, reducir la pobreza y meter a más gente en el ciclo de producción y consumo. Pero se dieron cuenta de que, vaya, hemos llenado el planeta. Si todas las personas que existen se pusieran a consumir de la manera voraz que los habitantes del Primer Mundo tenemos, no habría recursos suficientes en la Tierra para todos. Y la exploración espacial está tardando mucho en conseguirnos otros mundos que explotar. Así que, a pesar de las campañas de la ONU para acabar con la pobreza y demás, las Altas Jerarquías Eclesiásticas decidieron que se debe impedir todo movimiento para distribuir la riqueza.
Más bien todo lo contrario.
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